Jesús comienza su cada mañana escogiendo qué paletas y helados vender. Para muchos, las campanas de un carrito de paletas les recuerdan a su familia y niñez.
DENVER, Colorado — Durante los últimos 11 años, Jesús ha mantenido una rutina similar: cada mañana, llena su carrito con paletas y helados de la Paletería Zacatecas, ubicada en Morrison Road en el vecindario Westwood de Denver.
La mayoría de los días, Jesús agarra unos 180 artículos, entre paletas, esquimales y helados. Elige los sabores que él sabe que se venderán mejor durante el día.
“Porque ya tengo más o menos un tanteo de cuál se vende más”, dijo Jesús.
Gran parte de su vida como paletero está fuera de su control. El clima juega el papel más importante, así como el día de la semana. Sus mejores días son los fines de semana, por lo que normalmente va a una ruta en Montbello cerca de obras de construcción durante la semana.
“Menos competencia. Y aparte, pues, más lejos vaya uno, es un poco mejor”, dijo Jesús. “Por ejemplo, hasta tres semanas, vengo a las construcciones porque, por ejemplo, los niños en la mañana ya están en la escuela. Hay poca gente en las casas. Todos están trabajando. Y [vengo] a buscarlos a las construcciones, a las escuelas, cuando salen de las escuelas”.
Su trabajo es estacional y suele durar entre siete a nueve meses, dependiendo del clima. Normalmente, el último mes de la temporada es noviembre; sin embargo, el año pasado, Jesús pudo continuar sus ventas hasta diciembre, debido a un comienzo de invierno inusualmente cálido.
“La [temporada] más o menos empieza como en marzo, dependiendo del tiempo”, dijo Jesús. “Dependiendo de la temperatura. Como, por ejemplo, yo casi todo el tiempo, es de 60 grados pa’ arriba. Con este, tengo 11 años vendiendo y pues, cada vez, este, más, experimentando más cosas, conociendo más gente, más clientes”.
Los mejores días de su semana tienden a ser el sábado o el domingo, y sus mejores meses son los más cálidos, entre junio y julio.
Hace 11 años, Jesús decidió convertirse en paletero cuando a su primera hija le diagnosticaron autismo. Era de los únicos trabajos que le ofrecían flexibilidad después del diagnóstico.
“Tengo tres niños. Y cuando tuve mi primera, la niña, la diagnosticaron con autismo”, dijo Jesús. “Y entonces, haga de cuenta de que, como tenía que ir a muchas citas, y tenía que estar en muchas terapias, llevándola”.
Este trabajo le permite tener un horario improvisado.
“Puede escoger su horario”, dijo. “O sea, tú decides, depende de la experiencia también, porque en la tarde es como, hay más ventas, y todo depende”.
Por fuera de la temporada, Jesús tratará de buscar trabajo en áreas de construcción, paisajismo o administración.
“Es temporal, no más dura ciertos meses, pues, sí termina. Y lo bueno de este trabajo, en un tiempo, conoce muchas personas, va conociendo más experiencia, más clientes, yo pienso eso”, dijo Jesús.
Cuando los adultos escuchan las campanas del carrito, suelen pensar en su niñez.
“Por ejemplo, las tradiciones de México en México, pues, así están, y pues vienen los recuerdos de niños”, dijo Jesús. “Cuando pasamos nosotros y escuchan las campanas, pues salen los niños corriendo, y pues, también nos da alegría”.
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