9NEWS entrevistó a Ronna Rísquez, una periodista investigativa, desde su hogar en Venezuela. Rísquez compartió lo que ha aprendido sobre el Tren de Aragua.
DENVER — Nota del editor: Esta entrevista ha sido editada.
Después de pasar tres años entrevistando a pandilleros, sus víctimas e investigadores criminales, Ronna Rísquez publicó un libro sobre el Tren de Aragua, una pandilla carcelaria de Venezuela.
A medida que la pandilla hace parte de los titulares en Colorado y en todo Estados Unidos en medio de un ciclo de noticias políticamente cargado este año, 9NEWS le preguntó a Rísquez sobre el origen de la pandilla, sus motivos, y cómo el reportaje de los medios sobre la pandilla está impactando a las comunidades inmigrantes.
Rísquez dijo que la pandilla se creó alrededor del 2014 en el estado venezolano de Aragua, específicamente en la prisión de Tocorón. El año pasado, el Associated Press informó sobre una redada en la prisión, que estaba bajo el control de la pandilla, y reveló un club nocturno, un zoológico y aproximadamente 200 mujeres y niños viviendo en los terrenos de la prisión.
9NEWS: ¿Por qué el nombre Tren de Aragua?
Rísquez: Dentro de la prisión, la estructura del grupo criminal, ellos la denominan “carro”. Es decir, en vez de decir que “somos una pandilla” o un cartel, ellos dicen, “tenemos un carro”. O sea, “tenemos un carro” es la estructura dentro de la prisión. Entonces, cuando esa estructura sale de la prisión, que comienza a moverse por fuera de la prisión, en este caso a expandirse por Venezuela a América Latina, pues la llaman “tren”.
En la época en que nace el tren, 2014 aproximadamente, en Venezuela había, ya desde un poco antes, varias pandillas que se llamaban tren. Entonces existió, por ejemplo, el Tren del Llano, el Tren del Norte, el Tren de Oriente, entonces distintas pandillas se habían estado llamando “tren” y todas estas pandillas tenían relación con las prisiones, o los líderes eran personas que habían estado en la prisión.
9NEWS: ¿Qué tan grande es el Tren de Aragua?
Rísquez: Cuando yo hice la investigación, no hay un basamento científico, pero calculé que había unos 3.000 integrantes que eran parte de los que estaban presos en la cárcel de Tocorón y parte de los que estaban operando fuera de la prisión, tanto en Venezuela como fuera de Venezuela.
9NEWS: ¿Cuál es su tipo de delito principal?
Rísquez: Yo en la investigación identifiqué al menos 20 delitos. Los más importantes son el microtráfico de drogas, la extorsión, la trata de mujeres migrantes para explotarlas sexualmente, el tráfico de migrantes, la minería ilegal, el sicariato, el secuestro, y bueno, después hay otra serie de actividades. También participan en el tráfico transnacional de drogas, pero más como cuidadores de la droga.
9NEWS: ¿Hay algún indicio de que el gobierno de Venezuela esté alentando a algunos de estos pandilleros a abandonar el país?
Rísquez: Para nada. No hay un indicio, no hay un aliento, el gobierno no dice, “Váyanse a Estados Unidos”. Tampoco les abre las puertas de los calabozos para que salgan.
Pero sí hay que tener claro algo: Venezuela sigue viviendo una emergencia humanitaria compleja, una crisis política y social muy grave. Esa crisis afecta a todos los venezolanos que — desde el 2014, 2015 — estamos como en una especie de condición de sobrevivencia. Y, ¿qué pasa? Eso afecta todavía más a las personas que están en prisión.
Entonces, ¿cuál es la opción de muchas de estas personas? Bueno, tratar de salir del país en busca de oportunidades. Cuando llegan a otros países, se encuentran con que no es fácil y, pues, a lo mejor, lamentablemente, algunos de ellos volverán al círculo del delito.
9NEWS: Como venezolana, ¿qué tienes para decir sobre las consecuencias que están teniendo que afrontar los migrantes latinoamericanos por las conversaciones centradas en el Tren de Aragua?
Rísquez: Se estigmatiza a los venezolanos, cuando en realidad, la mayoría de los venezolanos que han llegado a Estados Unidos y que están regados por el mundo por la desgracia que se vive en el país, son personas que han salido a trabajar, a sobrevivir y a buscar aportar lo mejor de sí a las comunidades a las que han llegado. Entonces, etiquetarlas como criminales, etiquetarlas como un grupo criminal, me parece que es muy grave y que es muy dañino.
Pero al mismo tiempo, también creo que es muy grave que se le dé a este tipo de grupos un nivel, cuando lo menciona un expresidente, cuando lo menciona un gobernador de un estado, cuando lo menciona una autoridad. Es como que si estuvieras dándole un poder también a este grupo, ¿sabes? Los estás promocionando, les estás dando más poder del que en realidad quizás tengan. Y yo creo que eso es una cosa que también hay que cuidar, porque estás poniéndolos en un nivel en el que a lo mejor no están.
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